sábado, 6 de julio de 2013

Un lugar llamado CdV

Un valle. Una montaña de fondo. Naturaleza. CdV.
Todos tenemos ese lugar en el que solemos ir para recobrar el aliento que perdemos a lo largo de todo el año. Un lugar en el que recuperar energía, olvidarse del mundo y de uno mismo. Solo basta con respirar hondo y al instante sentirse como nuevo. Así es mi lugar favorito.
Un lugar pequeño pero demasiado especial. Donde siempre aprendes algo y jamás sales desaprendido. Unas coordenadas en las que las tecnologías importan más bien poco. Salir a pasear, correr, jugar o mirar las estrellas por la noche son algunas de las múltiples actividades que puedes hacer allí.




Las estrellas, creo que no he visto un cielo nocturno más bonito que el de CdV. Lunas llenas completamente amarillas debido al calor de la época estival, estrellas fugaces, constelaciones y planetas con los que pasar el tiempo.
Jugamos con ventaja porque noche y día tenemos un gigante que nos observa, nos vigila y nos cuida. Permanece acostado todo el año pero eso no impide que sea un buen guardián.
Árboles centenarios que se duermen con la melodía del estrecho río que los separa y alberga muchas vida en su interior.
Miles de recuerdos, anécdotas o experiencias acuden a nuestra mente con tan solo pronunciar esas tres letras. Personas que ya no están y han hecho de ese lugar algo muy importante.
El verano no empieza para nosotros hasta que no pisas esas tierras con lo que para mí el verano empieza mañana. 









Volviendo a los orígenes




















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