lunes, 11 de noviembre de 2013

San Martiño lejos de casa

Un día te despiertas, miras por al ventana y observas que el paisaje ha cambiado. La catedral que veías a lo lejos ahora son edificios o parques. Las nieblas de noviembre se convierten en días y días de lluvia. Semanas sin ver el sol.
Los soportales de la Plaza Mayor, ahora son pazos y gaitas. La inclinación ya no existe.
Ya nadie habla de Magostos ni de Monte Alegre. Las castañas son eso que se sirve por la calle y lo único que queda es la Ascensión.
No hay puentes ni ningún Miño que divida la ciudad. Ningún Romano o Milenio que permita ver la urbe desde las alturas y disfrutar de maravillosos atardeceres.
Las fuentes de agua hirviendo son únicas de Auria y las termas un auténtico oasis.
¿Por qué nadie habla de lo que dijo hoy el Carrabouxo? No, nadie lo conoce.
Podríamos pasarnos la vida enumerando paraísos que nuestra tierra posee. Cañones por los que perderte, bosques encantados, ríos caudalosos, pueblos perdidos para ser encontrados...
Cuando estamos en la tierra de la chispa nos quejamos, argumentamos que nos falta la playa, que nos sobra asfalto; que necesitamos más centros comerciales, que la ciudad se nos queda pequeña. Pero cuando estás fuera aprecias todo eso. Si hubiera playa, ¡vaya, vaya! ya no sería Ourense. El tamaño reducido la hace entrañable y el río Miño, creedme no lo cambiaríais por nada del mundo.
Asi que apreciemos lo nuestro que para echarlo de menos hay tiempo.
Feliz San Martiño, Auria.