domingo, 5 de marzo de 2017

La igualdad tiene nombre: Eyre

Las generaciones cambian, el mundo evoluciona, el ser humano se vuelve más comprensible, las mujeres ya se han incorporado al ámbito laboral y los hombres ya se pueden quedar en casar a realizar las tareas del hogar. Todo eso es lo que le habían dicho a Manuela en sus círculos más cercanos, la ‘generación Y’ tendría más oportunidades y el género femenino se vería más libre. Todo fueron promesas fallidas que jamás se vieron realizadas.

Estamos en el año 2017, Manuela había estudiado cuando era joven, pero se casó temprano con un hombre adinerado. Ella se quedó embarazada y desde ese momento su vida se resumió en cuidar de su hija Eyre y atender la casa, la misma vida que su madre había llevado y que le habían prometido que su generación nunca tendría que pasar. El inconformismo ante la realidad que le tocó vivir ocasionó que la educación de Eyre se basara en la libertad y la igualdad. Manuela quería que su hija tomara las riendas de su vida, estudiara, viajara, trabajara y se sintiera dueña de su vida. Cuando Eyre tenía ocho años tuvo un hermano, Manuel. A pesar de los ocho años que los distanciaban, la educación que había recibido era exactamente la misma, igualitaria. Los hombres no hacían menos que las mujeres en casa.

Ambos hijos pudieron disfrutar de su vida tal y como ellos habían decidido vivirla. Eyre estudió dirección de empresas como su padre y Manuel decidió plasmar sus vivencias en libros. La libertad que les había inculcado su madre desde bien pequeños les había convertido en seres iguales, pero a la vez totalmente diferentes.

Los hijos le enseñaron a Manuela que ahora era su momento, tenía que ser libre. Manuela se incorporó al mundo laboral con 50 años, viajó, se apuntó a clases de baile y, un día sentada en el sofá de su casa, leyendo la última novela de su hijo menor, se dio cuenta de que la igualdad había entrado en su vida desde el momento en el que tuvo un nombre propio: Eyre.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Si algo tiene que salir mal, saldrá mal

Hay días, meses, años, momentos... mejores que otros. Épocas en las que podríamos decir eso de " Ya no puedo más", pero coges dos minutos de tu tiempo, te relajas y piensas " Algo tiene que salir bien" y es ahí cuando todo cambia.
Disfrutar de las pequeñas cosas, del día a día, sin dar excesiva importancia a todo. 
Para los que nos dedicamos a escribir, o al menos lo intentamos, a veces nos bloqueamos, perdemos la inspiración pero alguien me dijo un día que la inspiración está en cualquier parte, incluso " la inspiración está en el autobús" como ponía esa persona en su estado de una red social. Y sí, todo y todos somos una fuente de inspiración, una noticia o una potencia de entrevista, ahora que estas nos dan tantos quebraderos de cabeza. 
Si algo tiene que salir mal, saldrá mal; por supuesto pero de los errores también se aprende y no hay nada más bonito que aprender. 


Después de la tempestad siempre llega la calma

Como suelo decir y recomendar " Piensa en amarillo". El sol saldrá pronto con lo que empecemos a apreciar la lluvia, las tormentas y los vendavales que no harán más que traer algo bueno. 
Despacito y con buena letra es el camino correcto. La meta está en la última página del libro y esto aún es el primer capítulo, disfrutemos de toda la historia que queda por contar...



" Con un montón de palabras cogiditas de un papel"

lunes, 11 de noviembre de 2013

San Martiño lejos de casa

Un día te despiertas, miras por al ventana y observas que el paisaje ha cambiado. La catedral que veías a lo lejos ahora son edificios o parques. Las nieblas de noviembre se convierten en días y días de lluvia. Semanas sin ver el sol.
Los soportales de la Plaza Mayor, ahora son pazos y gaitas. La inclinación ya no existe.
Ya nadie habla de Magostos ni de Monte Alegre. Las castañas son eso que se sirve por la calle y lo único que queda es la Ascensión.
No hay puentes ni ningún Miño que divida la ciudad. Ningún Romano o Milenio que permita ver la urbe desde las alturas y disfrutar de maravillosos atardeceres.
Las fuentes de agua hirviendo son únicas de Auria y las termas un auténtico oasis.
¿Por qué nadie habla de lo que dijo hoy el Carrabouxo? No, nadie lo conoce.
Podríamos pasarnos la vida enumerando paraísos que nuestra tierra posee. Cañones por los que perderte, bosques encantados, ríos caudalosos, pueblos perdidos para ser encontrados...
Cuando estamos en la tierra de la chispa nos quejamos, argumentamos que nos falta la playa, que nos sobra asfalto; que necesitamos más centros comerciales, que la ciudad se nos queda pequeña. Pero cuando estás fuera aprecias todo eso. Si hubiera playa, ¡vaya, vaya! ya no sería Ourense. El tamaño reducido la hace entrañable y el río Miño, creedme no lo cambiaríais por nada del mundo.
Asi que apreciemos lo nuestro que para echarlo de menos hay tiempo.
Feliz San Martiño, Auria.

sábado, 26 de octubre de 2013

Un año más, una hora menos


Llegó el mal tiempo, la incesante lluvia, los paraguas, la ropa de abrigo, las botas,  los días de peli y manta, los agobios académicos, los domingos de andenes y despedidas, el sol en días contados, las comidas de cuchara, las tardes en locales, los catarros, las gripes, el dormir poco o nada. 
Llegó el otoño-invierno. La época del año en la que la morriña nos hace suyos, en la que todo lo vemos en escala de grises y en la que el vaso está siempre medio lleno. Los paisajes son naranjas, verdes o amarillos, las calles se llenan del olor a castañas, los pueblos de olor a leña recién quemada en la cocina. 




Cambiamos el horario, las 3 serán 2 esta madrugada. Ahora llega el proceso de adaptación, los olvidadizos que el lunes aún no habrán cambiado la hora y los perfeccionistas que cambiaran todos los relojes de sus casa antes de irse a dormir. Llegan los "¿por la hora vieja o por la hora nueva?". Todo vuelve...

Un año más, una hora menos 



martes, 15 de octubre de 2013

No hables si tus palabras no son más bonitas que el silencio

Han sido multitud las personas que han hecho alusión al silencio a lo largo de nuestros siglos. Artistas, escritores, cantantes, personajes famosos o gente de la calle. Todos han tenido presente el silencio.
El silencio es eso que no se ve ni se oye pero que se siente. Tranquilidad, paz, evasión, libertad, naturaleza, vacaciones, invierno, verano, otoño o primavera. A cada uno de nosotros esta palabra nos evoca algo, alguien, un lugar, un momento y eso es lo que conocemos como silencio.
 La ausencia de cualquier ruido o la ausencia de una voz pero manteniendo el sonido ambiente. Da igual,todo puede ser silencio. Algo que no tengas que escuchar, tan solo oír.
Deberíamos plantearnos una pregunta a nosotros mismos, ¿qué consideramos como silencio?   El canto de un pájaro, las olas del mar, el viento o la nada más absoluta.
Por un lado, puede parecer algo inútil pero en medios como el de la comunicación puede tener múltiples utilidades. La radio es el medio en el que el silencio se hace notar porque no hay ninguna imagen que acompañe a la palabra con lo que el silencio puede ser una llamada de atención al oyente, un pensamiento, una duda o una reflexión. Algo insignificante aporta mucho al mundo radiofónico. La pausa.
Por otro lado, considero que los silencios nos regalan momentos realmente especiales. Miradas de complicidad, sonrisas que consuelan y dan esperanzas, abrazos sin palabras...


Un silencio puede serlo todo o puede no ser nada. Que sea una cosa u otra está en nuestras manos.



" Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras" - William Shakespeare

domingo, 13 de octubre de 2013

Es mejor caer solo a que te mate la certeza

El decir la verdad parece que cada vez es menos común y molesta más.
Preferimos ocultar lo que pensamos, pasar y pasar hasta que el vaso se llena y ya no podemos aguantar nada más. A partir de ahí surgen los enfados, los malos entendidos.
Pero, ¿no es mejor que alguien nos diga lo que le molesta o transmitir nosotros nuestra opinión?
Pues no. Eso no se lleva. Si haces algo mal muchos lo criticarán pero nadie tratará que mejores, nadie dará consejo con lo que tendrás que caer solo y levantarte del mismo modo.
Al igual que son importantes los te quiero también lo son las verdades.
Saber aceptar una crítica es tanto o más importante que saber digerir un piropo. Pero si no nos acostumbran a ellas siempre les tendremos miedo y crearemos una especie de coraza cada vez que nos bombardeen con verdades no agradables al oído.
Seamos realistas con los demás y por supuesto con nosotros mismos. Ante todo con nosotros.





Mintamos menos, sonriamos más.

Vamos a contar verdades

viernes, 27 de septiembre de 2013

Un 13 para recordar

NUNCA ES TARDE. Todos lo decimos como consuelo, como aliento, como optimismo.
Pero un día reparamos en que es mentira y que la única verdad es la de "NUNCA DIGAS NUNCA".
Porque decir "nunca" o "siempre" son tiempos que se nos escapan de las manos. 

Y sí, era tarde.
Tarde para ver su sonrisa, para que nos dijera lo que teníamos o no que hacer, para que se colocara su boina como cada mañana, para que le llevásemos su desayuno a la cama,para fumar su faria después de comer o para que se quedara dormido escuchando la radio.
Escuchar. El canto de un canario o de un jilguero criados por él mismo, cantos que nos evocan a él al instante. Cantos... su canto. Cantar era una de sus aficiones y siempre que estaba contento nos deleitaba con este hobby. " Ay Anselmo, Anselmo..." era uno de sus éxitos.
Éxito el que tenía contando chistes. Solo con ver su cara de pillo te reías.
Reír. A pesar del paso del tiempo él lo seguía haciendo. Era optimista y te hacía ver que a su lado nada malo podría pasarte. Desprendía esa energía positiva que posee alguna gente, eso que hace a que su lado te sientas a gusto.
Soñador y generoso. Soñaba cada noche con que le tocara la lotería y no conformándose con eso, ideaba como seria la repartición entre sus hijas y nietos. Generoso con todos. El repartir tomates, lechugas o pimientos de casa en casa por el pueblo y alrededores  era su actividad principal en la época estival.
Actividades. La pesca y el jugar a las cartas eran también esenciales. El ir a jugar su partida tras la comida era una costumbre que ni una comida familiar se la podía arrebatar.
Lo más importante y con lo que nos tenemos que quedar es que era un padre y un abuelo ejemplar.


Ahora es tarde para poder decirle todo lo que sentimos, pensamos. Un te quiero o un abrazo, un beso.
Pero no para recordarle mientras vivamos.

Se fue un 13, sí un 13. Tras esta fecha han venido otros 13 que nos han traído mucha suerte y alegría.



Es el momento de decir lo que piensas, de actuar. De sonreír, de abrazar, de querer. Porque el tiempo se va sin darnos cuenta y el "nunca es tarde" se convierte en un "es demasiado tarde".




Van nueve 13 de septiembre, nueve años siendo ausente como presencia pero no en nuestras vidas. Si miras a las estrellas sabes que estará él ahí vigilándote, velando por ti cada noche, como si fuera esa radio con la que él se dormía pensando en... ¿y si mañana me tocara la lotería?






13-09-2004